Disaster Recovery Plan: qué es y por qué deberías tener uno

Disaster Recovery Plan

Disaster Recovery Plan: qué es y por qué deberías tener uno

A pesar de los crecientes riesgos cibernéticos y las amenazas a la seguridad de los datos, se calcula que tan solo la el 50 % de las empresas dispone de un Disaster Recovery Plan. 

Y teniendo en cuenta que se ejecuta un ataque cada 39 segundos y que las intrusiones en la nube han aumentado un 75 % los últimos años, no contar con un plan de recuperación es poco menos que una temeridad.

Más allá de disponer de una infraestructura segura que proteja los activos digitales, contar con una estrategia bien definida para recuperar la operatividad en caso de que se materialice algún riesgo es necesario. Porque las desgracias no suceden hasta que suceden. Y cuando lo hacen, pueden paralizar por completo la actividad de una empresa durante días o incluso semanas.

En este artículo explicaremos qué es un plan de recuperación ante desastres, por qué es fundamental tenerlo y cuáles son los elementos clave que debe incluir para garantizar la continuidad del negocio. 

 

¿Qué es un Disaster Recovery Plan?

Un Disaster Recovery Plan (DRP) o Plan de Recuperación ante Desastres es un documento que describe la estrategia que una organización debe seguir para recuperar y restaurar sus sistemas informáticos en caso de sufrir una interrupción grave generada por un agente externo.

El objetivo de un DRP es minimizar el impacto de cualquier interrupción, tal y como podría ser un ataque de ramsonware, infección por malware, errores humanos, de hardware o de software, fallos en el suministro eléctrico, etc.

Este permite asegurar que los sistemas críticos y los datos esenciales puedan ser recuperados en el menor tiempo posible y que la empresa pueda reanudar sus operaciones normales con la mínima pérdida de tiempo y recursos.

A diferencia de un simple backup de datos, un DRP establece protocolos completos y define roles y responsabilidades específicas para cada fase de la recuperación.

¿Cuál es la diferencia entre DRP y BCP?

Un DRP forma parte integral de una estrategia más amplia de continuidad de negocio conocida como BCP o Business Continuity Plan (Plan de Continuidad de Negocio).

Mientras que el DRP se centra en la recuperación de sistemas y datos informáticos, el BCP es un plan más completo que aborda todos los aspectos que hay que tener en cuenta para mantener las operaciones comerciales durante y después de cualquier tipo de interrupción.

Esto incluye no solo la tecnología, sino también el personal, las instalaciones físicas, los proveedores y otros recursos críticos para el funcionamiento de la empresa. El objetivo de este tipo de planes es mantener la operatividad incluso en las circunstancias más adversas, minimizando el impacto en los stakeholders.

 

¿Por qué es importante disponer de un DRP?

Aunque puede ser complicado imaginar un escenario donde los sistemas informáticos de una empresa queden completamente inhabilitados, la realidad es que los incidentes de ciberseguridad son cada vez más frecuentes y sofisticados. Mira estos datos:

  • El 96 % de los gerentes de IT afirman que en los últimos 3 años sufrieron al menos 1 periodo de interrupción grave que paralizó la actividad de su empresa.
  • El 59 % de las organizaciones se vieron afectada, de forma directo o indirecta, por un incidente de ransomware en 2024.
  • Según un estudio de IBM, el 40 % de violaciones de datos incluyeron infraestructuras híbridas que combinan recursos en la nube pública, privada y on-premise.
  • Los riesgos también se encuentran en la nube, ya que el 25 % de las violaciones de datos se produjeron en la nube pública y el 15 % en la privada.
  • El 45 % de las organizaciones que se han visto afectadas por un incidente informático han experimentado una pérdida permanente de datos.
  • En empresas grandes y medianas, el coste de tiempo de inactividad es de 300.000 % la hora, mientras que el 60 % de las pequeñas empresas desaparecen en 6 meses tras sufrir un ataque cibernético.
  • Solo el 7 % de las organizaciones logra recuperarse de un ataque de ransomware en 24 horas, mientras que el 34 % necesita hasta un mes para recuperarse totalmente.

Teniendo en cuenta esto, contar con un plan de recuperación ante desastres (DRP) aumenta la capacidad de respuesta y reduce el tiempo de recuperación. Y esto marca la diferencia en cómo de graves serán las consecuencias de la interrupción operativa.

 

Ventajas de contar con un DRP

Ahora que ya hemos visto cuáles son los peligros de no disponer de un DRP, pasemos a la parte más positiva. Aquellas empresas que cuentan con un plan de recuperación ante desastres bien diseñado e implementado disfrutan de importantes beneficios que van más allá de la simple protección de datos.

  • Costes: aunque desarrollar y mantener un Disaster Recovery Plan supone una inversión inicial, el coste de no tenerlo puede ser mucho mayor en caso de un incidente. Un DRP bien implementado ayuda a reducir pérdidas financieras y minimizar el tiempo de inactividad.
  • Continuidad operativa: permite mantener las funciones críticas del negocio incluso durante situaciones adversas, asegurando que los servicios esenciales permanezcan disponibles para clientes y empleados.
  • Confianza de los stakeholders: demuestra compromiso con la seguridad y la estabilidad, lo que fortalece la confianza de clientes, inversores y socios comerciales.
  • Cumplimiento normativo: ayuda a cumplir con regulaciones y estándares de la industria relacionados con la protección de datos y la seguridad de la información, evitando sanciones y problemas legales.
  • Ventaja competitiva: disponer de un DRP robusto puede ser un factor diferencial frente a competidores, especialmente en sectores donde la seguridad y la fiabilidad son fundamentales.
  • Mejora continua: el proceso de desarrollo y actualización regular del DRP ayuda a identificar vulnerabilidades y áreas de mejora en los sistemas y procesos de la organización.

 

Etapas y conceptos clave de un Disaster Recovery Plan

Un plan de recuperación ante desastres efectivo se compone de varias etapas que deben ser cuidadosamente planificadas y ejecutadas. Para implementar un DRP con éxito, hay que comprender los conceptos básicos y las fases que lo componen, ya que cada una cumple su propio papel en la protección y recuperación de los activos digitales.

Términos básicos

Antes de profundizar en las etapas, es importante familiarizarse con algunos conceptos clave que son la base de cualquier plan de recuperación ante desastres:

  • RPO (Recovery Point Objective): define el punto en el tiempo hasta el cual una organización puede permitirse perder datos en caso de un incidente. Por ejemplo, si el RPO es de 4 horas, los sistemas deben poder restaurarse al estado en que se encontraban como máximo 4 horas antes del incidente.
  • RTO (Recovery Time Objective): es el tiempo máximo aceptable que puede estar un sistema fuera de servicio después de un incidente. Este período debe ser lo suficientemente breve como para evitar consecuencias inaceptables para la continuidad del negocio.
  • MTO (Maximum Tolerable Outage): representa el tiempo máximo que una organización puede sobrevivir sin sus sistemas críticos antes de que el daño sea irreparable para el negocio.

Estos tres parámetros permiten establecer las prioridades y objetivos de recuperación y ayudan a determinar la criticidad de cada sistema y los recursos necesarios para su restauración.

 

Fases de implementación

La implementación de un DRP se divide en varias fases claramente diferenciadas. Este proceso sistemático asegura que todos los aspectos críticos se tengan en cuenta y que el plan sea verdaderamente efectivo cuando se necesite. 

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1. Análisis y evaluación de riesgos

La primera fase consiste en identificar y evaluar todos los riesgos potenciales que podrían afectar a los sistemas críticos de la organización. Esto incluye tanto amenazas externas (ciberataques, desastres naturales) como internas (errores humanos, fallos de hardware).

Durante esta fase, se realiza un inventario completo de activos digitales y se determina su nivel de criticidad para el negocio. También se define cuál es el RPO, RTO y MTO ideal para cada uno de ellos. 

2. Desarrollo de estrategias de recuperación

Esta etapa se centra en diseñar las estrategias que se implementarán para cada tipo de incidente identificado en la fase anterior. Se establecen los procedimientos detallados de respuesta, se definen los roles y responsabilidades del equipo, y se determinan los recursos necesarios para la recuperación efectiva de los sistemas.

Las estrategias de recuperación deben ser flexibles y adaptarse a diferentes escenarios, teniendo en cuenta la disponibilidad de los backup, los sistemas de respaldo y los protocolos de comunicación durante una crisis. 

3. Documentación y procedimientos

La correcta documentación es una aspecto crítico del DRP, ya que asegura que todos los procedimientos, contactos y recursos necesarios estén fácilmente accesibles durante una crisis.

Esta fase incluye la creación de manuales de procedimientos, listas de verificación, diagramas de flujo y documentos de contacto de emergencia. Toda esta documentación debe mantenerse actualizada y ser fácilmente accesible para el personal autorizado, tanto en formato digital como físico.

La disponibilidad de la documentación debe garantizarse incluso en situaciones donde los sistemas principales estén comprometidos, por lo que se recomienda mantener copias en diferentes ubicaciones y formatos. 

Se puede implementar sistema de control de versiones para asegurar que todo el personal trabaje siempre con la información más actualizada.

4. Pruebas y validación

Hay que poner en marcha un programa riguroso de pruebas para validar la efectividad del DRP. Estas pruebas deben simular diferentes escenarios de desastre para evaluar la capacidad de respuesta del equipo y la viabilidad de los procedimientos establecidos. 

Los resultados de estas pruebas deben documentarse detalladamente y utilizarse para refinar y mejorar continuamente el plan.

Es especialmente importante probar los procedimientos de recuperación de datos y la restauración de sistemas críticos en entornos de prueba que repliquen las condiciones reales. La frecuencia de estas debe establecerse según la criticidad de los sistemas y los requisitos regulatorios aplicables.

Además de las pruebas técnicas, es fundamental realizar simulacros que involucren al personal clave para asegurar que todos comprenden sus roles y responsabilidades durante una crisis.

5. Mantenimiento y actualización

Un DRP no es un documento estático, sino que debe evolucionar constantemente para adaptarse a los cambios en la infraestructura tecnológica, los procesos de negocio y las amenazas emergentes. Es fundamental establecer un calendario de revisiones periódicas y actualizaciones que garanticen que el plan permanece efectivo y relevante.

El proceso de mantenimiento debe incluir la actualización regular de los contactos de emergencia, la revisión de los acuerdos con proveedores de servicios de recuperación y la incorporación de nuevas tecnologías o sistemas críticos al plan. También es esencial documentar y analizar cualquier incidente o prueba para identificar áreas de mejora.

 

DRP: un salvavidas que las empresas deben tener incluso si nunca van a utilizarlo

En la actualidad, contar con un plan de recuperación ante desastres actualizado no es una opción, sino una necesidad crítica para la supervivencia del negocio.

Las organizaciones que invierten tiempo y recursos en desarrollar y mantener un DRP efectivo están mejor preparadas para enfrentar las amenazas digitales actuales y futuras, asegurando así la continuidad de sus operaciones incluso en las circunstancias más adversas. 

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