En las últimas décadas, al ya conocido cambio climático, se la unido un factor que, aunque oculto a primera vista, está teniendo un gran efecto sobre el planeta. Nos referimos a algo que se ha denominado como contaminación digital.
Cada búsqueda en Google, cada mensaje enviado o cada archivo subido a la nube tiene su consecuencia para el planeta. El uso de combustibles fósiles para generar electricidad eso uno de los mayores problemas de la sociedad actual, pues toda acción que se realiza con un elemento tecnológico puede traducirse en CO2 emitido a la atmósfera.
Alcanzar la sostenibilidad digital debe estar dentro de la hoja de ruta de cualquier compañía que pretenda ser competitiva en el mercado, pues de otra forma, las relaciones con clientes y proveedores se pueden ver afectadas tarde o temprano.
¿Qué es la contaminación digital?
Se trata del impacto medioambiental que tiene la actividad de empresas y usuarios en la red, así como el uso de dispositivos electrónicos. Se estima que las infraestructuras IT suponen un 7 % del consumo eléctrico mundial, y cerca del 4 % de las emisiones de carbono anuales.
Esta cifra podría aumentar en los próximos años debido al crecimiento exponencial de la demanda de servicios digitales. Aunque en realidad, es algo que ya está sucediendo. La explosión de uso de las herramientas de IA por parte del gran público ha multiplicado por 5 la demanda energética de los centros de datos.
La contaminación digital se produce por varios factores, entre los que se destacan:
- La fabricación de los equipos y las infraestructuras necesarias para acceder al mundo digital, como ordenadores, móviles, tablets, centros de datos, servidores y cables.
- El funcionamiento de los centros de datos y los servidores, que almacenan y transmiten la información que circula por Internet. Estas instalaciones consumen mucha electricidad y necesitan sistemas de refrigeración constantes para evitar el sobrecalentamiento.
- El uso de los dispositivos electrónicos por parte de los usuarios finales, que implica un gasto de energía y una generación de residuos. Cada vez que desechamos nuestros aparatos obsoletos o dañados, estamos generando basura electrónica.
Nube pública y centros de datos: ¿Cuál es la realidad?
Como expertos en cloud computing no podemos negar la realidad. El uso masivo de los servicios en la nube está suponiendo un auténtico reto para los proveedores públicos como Amazon, Microsoft o Google. La digitalización de las empresas y su uso de servicios en la nube sigue aumentando año tras año, por lo que cada vez es más complicado ser sostenibles.
No obstante, también debemos mirar la otra cara de la moneda. Las infraestructuras IT tradicionales son también unas devoradoras de recursos naturales. Si en lugar de la nube pública, todas las empresas optaran por construir su propio centro de datos o utilizar servidores propios, podemos dar por seguro que el problema de la contaminación digital sería mucho mayor.
Ya no solo por el consumo eléctrico, sino también por el consumo de recursos físicos que se emplean de forma individual, por lo que cuando no se utilizan, estos siguen consumiendo sin utilidad ninguna. En la nube pública, los recursos se comparten aprovechándose mucho mejor a lo largo del tiempo.
Entonces, ¿cuál es la solución de cara a seguir mejorando la productividad sin comprometer el medioambiente?
El uso eficiente de la nube pública contra la contaminación digital
Como empresa, tomar conciencia de que el uso de la nube pública conlleva también el uso de recursos físicos que aumentan la contaminación digital es sin duda el primer paso. Llegados a este punto, el objetivo no es buscar otra solución menos contaminante, sino hacer un uso más responsable del cloud computing.
La sostenibilidad digital debe convertirse en un factor más a la hora de tomar decisiones relacionadas con tu actividad. Es decir, se debe encontrar la manera de operar con eficiencia para evitar que la contaminación digital siga aumentando. A continuación te ofrecemos algunos puntos que deberías tener en cuenta.
- Proveedores concienciados: la nube pública no contamina por propia definición. La nube contamina porque se siguen utilizando combustibles fósiles para alimentar los centros de datos.
- Colaboradores comprometidos: lo mismo ocurre cuando hablamos de colaboradores. Empleados, altos cargos o partners tecnológicos deben estar igualmente concienciados. Esto debe estar presente en cada una de las acciones digitales ejecutadas a diario. Todo suma.
- Estrategia equilibrada: el uso eficiente de la nube pública es sin duda una de las mayores bazas para mantener a raya la contaminación digital. Por este motivo será necesario revisar y adaptar tus infraestructuras para hacer un uso eficiente de los recursos consumidos. El objetivo, alcanzar el equilibrio entre rendimiento, costes y sostenibilidad.
- Compensación: el alto uso de recursos de la nube pública es a veces inevitable. Por ello, deberás encontrar formas de compensar tu huella de carbono a partir de la reducción del uso de recursos en otras áreas.
No cabe duda de que integrar la sostenibilidad digital en entornos de alto rendimiento es difícil, pero no imposible. Sin embargo, es totalmente necesario, tanto para el planeta o las futuras generaciones como la imagen corporativa y la posibilidad de seguir siendo competitivos en un entorno empresarial cada vez más concienciado.
En Ausum Cloud tenemos un código ético en el que la sostenibilidad tiene un papel importante. Nuestro objetivo es acompañar a otras organizaciones en su camino hacia la nube, ayudándoles a construir infraestructuras eficientes a todos los niveles e incorporando la sostenibilidad digital como un factor más a la hora de poner en marcha soluciones.